8 de Mayo, 2023

Por Claudia Esquivel

Sanando a través de la Compasión

En este episodio hablo de cómo podemos sanar a través de la compasión, la importancia de integrarla en nuestras vidas y cómo entendiendo la naturaleza inconsciente del ser humano podemos acceder a más de ella.

Muchos en el mundo del crecimiento personal hablan de la importancia de empoderarnos, poner límites, creer en nosotros mismos y ponernos primero, todos aspectos importantes del crecimiento, pero sin auto-compasión estas ideas pueden dañar nuestra salud mental y emocional.

De hecho, pueden amplificar el auto-rechazo y convertir nuestro deseo de evolucionar en otra forma de auto-dañarnos. Es un tema tan simple y, sin embargo, hay tanta sabiduría profunda en la comprensión y el aprendizaje de cómo cultivar la compasión.

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Lo que exploro en este episodio:

Por qué la compasión es una de las habilidades y prácticas más importantes de desarrollar.
Por qué es tan difícil tenernos compasión.
Cómo navegar la dificultad natural de ser más auto-consciente.

Escucha el episodio

Una de las habilidades y prácticas más importantes en la sanación es el arte de ser compasivos con nosotros mismos y con los demás.

Lo llamo un arte porque aunque es una expresión natural del alma y el corazón, para muchos puede ser un sentimiento difícil de sentir. En realidad, tenemos que aprender a sentirlo y tenemos que decidir conscientemente que lo queremos a cultivar.

Nuestra cultura nos enseña a ser exigentes con nosotros mismos y con los demás, ser críticos y tener altas expectativas, y esto deteriora nuestra salud porque como humanos naturalmente somos imperfectos e inclinados a cometer errores.

¿Por qué?

Porque nuestras acciones, nuestros pensamientos y emociones son controlados hasta 95% por la mente inconsciente. ¡Eso significa que ni siquiera tenemos el control de la mayor parte de lo que hacemos, pensamos y sentimos! Estamos siendo controlados por la programación que recibimos de nuestra educación, familias, amigos, comunidades y la información que hemos heredado en nuestro ADN.

Estamos programados para actuar inconscientemente.

Y, estamos programados para actuar en base a información llena de limitación, miedo, control y juicio.

Información que naturalmente nos separa de los demás y daña nuestras relaciones, nos llena de dudas, nos aleja de nuestros sueños, sabotea nuestro éxito y esencialmente nos mantiene en estados de sufrimiento.

Vivimos en una realidad densa. La realidad física es una vibración lenta. Esto significa que la naturaleza de ser human es ser denso.

Es estar compuesto de limitación.

Imagina, cuanta información y consciencia nuestros cuerpos físicos y cerebros tienen que mantener fuera para que podamos tener esta experiencia.

Si somos almas eternos, sin fin creando esta experiencia, y nos estamos convenciendo exitosamente que somos mortales, que somos limitados, que estamos atorados, que estamos perdidos... Imagina cuanta limitación compone la estructura de nuestra existencia.

Entender esto es entender entonces que es natural tener defectos, y que no importa cuánto crezcamos, seguiremos siendo humanos, seguiremos siendo limitados...

Entonces, el camino espiritual, el camino de la evolución personal se trata de volvernos conscientes de nosotros mismos para que podamos practicar actuar conscientemente. Lo practicamos una y otra vez, con el tiempo, hasta que podamos influir en nuestro disco duro, en nuestra mente inconsciente, y eso es lo que llamamos el crecimiento. Nos re-entrenamos.

Pero, es un proceso interminable. No llegas al final. "Ya lo hice. Llegue a la consciencia. Listo." No.

Continuamente encontramos más y más capas de limitación para atravesar, integrar y liberar. Continuamente nos damos cuenta de más y más de nuestra propia insconsciencia y limitación. Continuamente nos encontramos cara a cara con la naturaleza desordenada de lo que significa ser humano.

Entonces, a veces, eso significa que se siente como si fuéramos en círculos. Sin avanzar. Sin crecer.

Como si fuera un intento en vano porque entre más conscientes nos hacemos de nosotros mismos, más reconocemos que a pesar de nuestro esfuerzo y compromiso con nuestro crecimiento, podemos seguir teniendo las mismas reacciones que no deseamos, una y otra vez.

En otras palabras, nos damos cuenta de que la naturaleza misma de nuestra existencia es cometer los mismos errores varias veces.

Hacemos esto en tantos niveles con tantas cosas porque regresa al hecho de que somos impulsados y controlados principalmente por nuestra programación inconsciente.

Entramos en las mismas relaciones tóxicas una y otra vez.

Nos quedamos atrapados en los mismos hábitos auto-destructivos.

Utilizamos los mismos mecanismos para auto-sabotearnos.

Repetimos las mismas reacciones emocionales dañinas.

Piensa en el hombre que siempre elige a la mujer que lo maltrata. O, la mujer atraída por hombres no disponibles. El alcohólico que quiere tanto dejar de tomar, pero no puede. La madre que le grita incontrolablemente a sus hijos, que sabe que no está bien, pero no puede controlarse cuando su ira se apodera de ella.

Todos tenemos programaciones que nos hacen actuar de maneras que no están alineadas con lo que deseamos ser. Y, sin embargo, crecer es darse cuenta de que darse cuenta no es suficiente.

Te das cuenta de que actúas de cierta manera. Aceptas que no te gusta y que seguir actuando así no te sirve. Decides que vas a cambiar. Te comprometes contigo de que vas a cambiar.

Y, no lo haces. Sigues repitiendo los mismos patrones. ¡Lo vuelves a hacer!

Todos en un camino de crecimiento personal resuenan con esto al menos en algún nivel.

Cambiar puede sentirse como si estuvieras nadando contra la corriente. Como si estuvieras peleando una batalla interminable. Incluso como si estuvieras atrapad@ adentro de ti.

Obviamente, si estamos creciendo, si estamos aprendiendo.

Tenemos que volver a visitar las mismas lecciones una y otra vez para integrar diferentes aspectos, desde diferentes ángulos, y llevar la información a todos los niveles de nuestro ser, yendo mucho más allá de la comprensión mental.

Es como si tuviéramos que volver a visitar situaciones similares para encarnar el cambio y crear el nuevo hábito: convertirnos en la nueva programación.

Pero en el proceso, wow, puede ser difícil, porque nos volvemos críticos, juiciosos y críticos con nosotros mismos.

"¿Qué me pasa?"
"¿Por qué no puedo cambiar?"
"¿Cómo pude cometer el MISMO error?"

Pensamos tantas cosas malas sobre nosotros mismos y nos juzgamos tanto... Puede ser frustrante, doloroso, agobiante y vergonzoso.

Enfrentar cara a cara nuestra humanidad con tanta honestidad.

“Repetimos el mismo error”, repetimos el patrón, reproducimos la programación limitada tantas veces durante tanto tiempo que duele tanto, nos frustramos tanto, lo llevamos a un lugar tan lejano que literalmente ya no lo soportamos.

Y es desde este espacio de ira, vergüenza y frustración que el poder y la voluntad que necesitamos para cambiar florece desde nuestro centro.

Desde ese lugar de energía podemos tomar una nueva decisión, elegir conscientemente y generar un impulso importante para que podamos avanzar hacia la persona que deseamos ser.

Pero, no para allí. Continúa. Tenemos que elegir conscientemente permanecer en nuestra alineación y no necesariamente viene de forma natural. Por mucho que crezcamos no dejamos de ser humanos. Y, si no dejamos de ser humanos, no dejamos de ser controlados por nuestra mente inconsciente.

Entonces, ¿qué haces con todo esto? ¿Cómo avanzamos en este proceso con más paz, alegría y libertad?

Creo que (entre muchas otras habilidades) es a través de la compasión.

Recordando primero que ser humano no es fácil, y que por mucho que nos equivoquemos, siempre estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo.

Realmente lo creo.

Que todos siempre están dando y haciendo lo mejor que pueden, tomando decisiones desde el nivel de conciencia que están encarnando en ese momento, y no podemos esperar que ellos o nosotros sepamos más de lo que sabemos.

Entonces, qué más puedes hacer sino invitar la aceptación a esto, invitar la compasión, practicar la amabilidad contigo mism@ por simplemente ser humano.

Practicamos la compasión relajando las expectativas que nos ponemos y les ponemos a los demás. Entendiendo nuestra naturaleza y reconociendo que somos naturalmente imperfectos.

Aceptando que los errores son parte de nuestro proceso de crecimiento. Sin huir de los errores, sin escondernos de los errores, sin negar su existencia o intentar crear la ilusión de la perfección, sino aceptando que tenemos que cometer errores para crecer. Y lo haremos. Muchos más.

Practicamos la compasión al sentir plenamente la crudeza de todas nuestras emociones—el dolor, la culpa, el miedo, la vergüenza, la tristeza—sabiendo aunque sea en la parte más pequeña de nosotros mismos que somos amados incondicionalmente por la vida tal cual como somos.

Podemos sostener muchas verdades al mismo tiempo.

Podemos reconocer que hay muchas formas en las que podríamos ser mejores, muchas formas en las que todavía necesitamos crecer y, al mismo tiempo, saber que, desde una perspectiva cósmica somos perfectos exactamente como somos ahora, ya que somos parte de lo que hace que la existencia sea la existencia.

Hay tanta sanación en ser compasivos con nuestra humanidad.

Compasivos por las decisiones que tomamos en la vida que terminan sintiéndose como errores. Las decisiones que nos hacen perder amigos, perder dinero, perder sueños.

Compasivos por no saber amar ni saber ser amados, y por ende lastimar a los que más queremos.

De hecho, este es uno de los ejemplos más poderosos del poder y la importancia de la compasión.

¿Qué más puedes hacer? ¿Qué más puedes practicar cuando te enfrentas con la realidad de que, como humanos, las personas que amamos, las personas más cercanas a nosotros son las que más lastimamos?

¿Que hacemos con eso? ¿Cómo lo integramos?

Con la compasión.

Entendiendo que nunca aprendimos cómo amar, que no hay un manual para ser madre, padre, hijo, pareja, amigo, y lo estamos haciendo lo mejor que podemos.

Todos tenemos pensamientos desagradables, hacemos cosas desagradables. Nos juzgamos a nosotros mismos y a los demás de manera cruel, y en lugar de negarlo y pretender que no existe tenemos que practicar la compasión.

Adoptamos hábitos poco saludables y elegimos conscientemente hacer cosas que sabemos que no nos hacen bien. ¿Nos juzgamos? ¿O practicamos la compasión?

Deseamos tanto ser amados que abandonamos nuestras necesidades y deseos por ser aceptados y recibir afecto. La mayoría de las personas se sienten avergonzadas por esto. Se sienten tan patéticas y tan necesitadas por ser humano. Y yo creo, que simplemente deberíamos de tenernos compasión.

Sentir compasión, invitar la compasión, practicar la compasión por todas estas cosas y más.

Al invitar a la compasión a nuestros corazones y a los aspectos más difíciles, dolorosos y vergonzosos de nuestras experiencias, le damos vida a nuestra humanidad.

Usamos la dificultad y la densidad de nuestra experiencia como una llave para suavizar nuestros corazones, expandirlos más y así abrirnos a más amor.

Porque sentir compasión es permitir que el amor fluya envolviendo todos los aspectos de estar vivos y ser humanos. Es permitir que el amor cure nuestras heridas, que suavice la constricción en nuestros corazones, que sane el dolor.

Cuando nos damos cuenta de que siempre estaremos “en progreso” y que la evolución personal es un camino de toda la vida, no podemos hacer más que practicar la compasión.

Porque es a través de esta medicina y solo a través de esta medicina que podemos abrirnos a la totalidad de lo que somos—la luz y la oscuridad—porque sin ella, enfrentar nuestras verdades sería demasiado doloroso.

La compasión nos ayuda a aceptar la naturaleza desordenada, emocional y caótica de ser humano. La inconsciencia que implica.

Sin compasión, la “sanación” se convierte en otro escape, porque la falta de compasión es la presencia del juicio. Y juzgar algo de nosotros es separarnos de esa parte.

La compasión entonces nos ayuda a aceptar y abrazar las partes que más duelen, que más nos asustan y que más juzgamos.

Es la medicina que nos hace completos otra vez.

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