22 de Mayo, 2023

Por Claudia Esquivel

Hablemos del trauma ancestral

En el episodio de esta semana exploramos el trauma y, más específicamente, el trauma ancestral.

A medida que entendemos mejor la forma en la que se transmiten los patrones psico-emocionales y las heridas de generación a generación, ampliamos nuestra comprensión de nosotros mismos y nuestra sanación.

Todos estamos profundamente conectados con nuestras familias y nuestros ancestros. Tomar el tiempo para explorar nuestro linaje y qué información hemos heredado no solo puede hacernos más conscientes de nosotros mismos, sino también puede ayudarnos a ser más compasivos y pacientes con nuestra sanación.

Exploremos la idea del trauma ancestral y lo que significa para nuestra evolución personal.

Escucha, disfruta, y si te resuena el mensaje, ¡comparte!

Lo que exploro en este episodio:

¿Qué es el trauma ancestral?
¿Por qué es importante ampliar nuestra comprensión de lo que es?
Cómo entendiendo el trauma ancestral podemos sanar más.

Escucha el episodio

El trauma se transmite epigenéticamente hasta por 14 generaciones.

Esto significa que la expresión de ADN de quién eres ¡se ve afectada por la forma en la que vivieron 14 generaciones antes que tu! Esto va más allá de tus elecciones conscientes y es algo que nos afecta a todos sin importar dónde nacimos o quién es nuestra familia.

Hoy (muchos de nosotros) tenemos más oportunidades, comodidades, lujos y más fácil acceso a refugio, alimentos y agua que nunca. Podemos llegar a enfrentar dificultades económicas, abuso e inestabilidad mental y emocional, pero puede que ni sea comparable a lo que vivieron nuestros padres y abuelos.

¡Analicémoslo! ¿Qué tipo de vida tuvieron nuestros ancestros más recientes?

¿Qué tipo de infancia tuvieron nuestros padres, abuelos y bisabuelos?

¿Cuáles fueron los obstáculos con los que se enfrentaban a diario?

¿En qué tipo de sociedad vivieron?

¿Se les animó a decir su verdad y sentir sus emociones?

¿Se les animó a seguir sus corazones y sueños, o solo se les ofreció una cantidad limitada de opciones para su vida?

¿Tuvieron fácil acceso a alimentos y refugio?

¿Experimentaron situaciones que amenazaron sus vidas?

¿Fueron profundamente satisfechos y felices?

Lo más loco de esta exploración es darte cuenta cuán drásticamente diferente es el mundo de hoy en comparación a solo 100 años atrás. La vida de nuestros ancestros más recientes puede no parecerse en nada a la nuestra.

Hace unos meses fui a comer con mi abuela paterna y me puse a preguntarle de su infancia, su vida, su familia.

Era una huérfana que perdió ambos padres a los 7 años.

Su padre era un minero que murió a causa de una lesión en la cabeza que sufrió durante un accidente de trabajo. A los 83 años todavía podía describir con increíble detalle el día en que murió su padre y su madre se quedó sola con 6 hijos—3 niñas y 3 niños.

Su mamá comenzó a trabajar en una fábrica para mantener a la familia pero solo 2 años después de la muerte de su esposo murió de apendicitis.

Mi abuela y sus hermanos se volvieron huérfanos.

Su familia usó la situación como una oportunidad para robar las tierras de mis bisabuelos (la herencia de mi abuela y sus hermanos), y solo cuidaban a los niños por obligación familiar sin ningún amor o cuidado verdadero por ellos.

Separaron a los niños en contra de su voluntad, enviaron a los niños a la ciudad y mantuvieron a las niñas en el campo para trabajar.

Forzaron a mi abuela y sus hermanas a trabajar todo el día en el campo sin zapatos. Fueron tratadas como trabajadores y fueron abusadas verbal y físicamente.

Sus posesiones más preciadas eran piedras de río sobre las que habían dibujado muñecas...

Y, ¿tus abuelos?

Es revelador hacer consciencia de estas cosas porque nos hace ver lo increíblemente afortunados que somos... Pero, ¿cuánto estamos considerando el efecto que esta impronta traumática puede estar teniendo sobre nosotros?

Mi bisabuelo (el padre de mi abuela) fue un revolucionario que luchó por la independencia de México… De hecho, muchos de nuestros ancestros recientes existieron en un mundo donde tenían que luchar por sus DERECHOS BÁSICOS. Como seres humanos, como mujeres y por sus hijos…

La esclavitud fue abolida hace solo unas pocas generaciones (quizás 5-6) y estamos entendiendo que ¡tenemos una huella epigenética de hasta 14 generaciones atrás!

Piensa en eso por un segundo.

Nuestras familias vivieron situaciones que amenazaban sus vidas. Muchas veces tenían derechos limitados. No tenían las oportunidades de crecimiento económico que tenemos hoy. No tenían las comodidades. No tenían las herramientas para sanar, y muchas veces ni contención mental-emocional.

Venimos de un linaje de auto-crítica, abuso, represión y control…

¿Qué tipo de realidad interior tenía mi abuela cuando era huérfana y trabajaba en el campo?

¿Qué tipo de realidad interior tenía mi abuelo cuando decidió arriesgar su vida por la libertad de su pueblo?

Tenían problemas reales... y nosotros ¡con trabajamos podemos con las que tenemos!

No digo esto para avergonzarnos. Lo digo para ampliar nuestra perspectiva ya que pienso que esta consciencia nos puede ayudar a practicar más compasión.

En nuestra cultura, algunas de las personas más exitosas que hemos visto han muerto de sobredosis o han tomado la decisión consciente de suicidarse.

¡Algunas de las personas más exitosas que hemos visto!

Si alguien que lo tiene todo puede sentirse tan solo, tan angustiado, tan roto y tan desesperanzado como para quitarse la vida… ¿cómo se sentían nuestros ancestros frente a problemas mucho más graves que los nuestros?

No se animó a las personas a decir su verdad, a sanar, a seguir sus corazones, a ser libres…

¿Cómo se sintieron? ¿Cómo se adaptaron? ¿Qué hicieron para protegerse?

Sentarse a reflexionar sobre esto abre tus ojos.

Muchos de nuestros ancestros vivieron en la supervivencia, el miedo, el dolor, la decepción y un sentimiento fuerte de impotencia. No había otra manera de sentirse. Fue una respuesta mental-emocional natural y lógica a lo que era la vida para ellos.

Y, esa información vive adentro de nosotros.

Esto podría explicar por qué algunas personas que no han tenido muchas experiencias traumáticas aún pueden experimentar enormes dificultades mentales y emocionales para funcionar en la vida.

Está en su programación...

No elegimos heredar la programación de nuestros ancestros ni podemos decidir que no la queremos. Es parte de quienes somos y está intrínsecamente ligado a nuestro proceso de sanación y evolución interior.

Las experiencias de nuestros padres, abuelos y ancestros viven adentro de nuestro cuerpo, ADN y sistema nervioso.

Sus experiencias afectan la forma en que percibimos la realidad y la forma en que respondemos a la vida.

Piense en las características tuyas que son similares a las de tus hermanos, padres y familiares cercanos. Piensa en las dinámicas de relación que tienden a repetirse. Piensa en los problemas mentales y emocionales que comúnmente enfrenta tu familia.

Esto es algo real que va más allá del comportamiento aprendido. Tiene que ver con una programación inconsciente profundamente arraigada a nivel biológico.

Cuando lo miras desde esta perspectiva es obvio por qué tantas personas viven con estrés, ansiedad y depresión a pesar de que no tienen que lidiar ni con la mitad de lo que tuvieron que enfrentar nuestros ancestros.

Vivimos en el presente, pero nuestros cuerpos aún viven en el pasado. Están programados en la supervivencia y el miedo.

Cuanto más entiendo todo esto, más me doy cuenta de que la falta de conciencia sobre el trauma probablemente es una de las razones más significativas por la mala salud mental-emocional de nuestra familia global.

Somos una cultura traumatizada. Hemos atravesado guerras, hambre extrema, y dificultad que actualmente muchos ni podríamos imaginar.

Los cuerpos de nuestros ancestros crearon estrategias de auto-protección que en ese momento los permitieron sobrevivir, pero ahora nos mantienen limitados y sufriendo a pesar de las herramientas, el apoyo y el potencial que tenemos a nuestra disposición.

Es por eso que creo que expandir nuestra comprensión del trauma ancestral y tomar el tiempo para aprender sobre la historia de nuestra familia es increíblemente poderoso e importante.

Puede ayudarnos a obtener una perspectiva más amplía de por qué somos como somos y a qué nos “enfrentamos” cuando decidimos sanar.

Si entendiéramos que el trauma es generacional...

Comprenderíamos por qué para tantos de nosotros las estrategias de desarrollo personal basadas en la fuerza de voluntad, la disciplina y la fuerza no funcionan. Hay información en nuestra programación (estructuras de creencias y emociones ocultas) que necesita ser transmutada y ninguna cantidad de fuerza de voluntad nos permitirá saltarlas y simplemente llegar al otro lado. Recuerda, la energía no se puede destruir, solo se puede transformar. Física 101.

Entenderíamos que gran parte de la sanación tiene que ver con crear seguridad en el cuerpo. Enseñar al cuerpo a relajarse y traerlo al momento presente donde no enfrenta ningún peligro real.

Haríamos sanar a nivel sistema nervioso tan importante como ir a terapia o ver un psicólogo. Desafortunadamente, el trauma generalmente se pasa por alto en el mundo del crecimiento personal y muchos no hacen el trabajo necesario para reconfigurar el cerebro y el cuerpo.

Seríamos más pacientes y menos juiciosos con nosotros mismos porque entenderíamos que no hay nada malo en nosotros por tener los problemas psico-emocionales que tenemos. Mucho de nuestro comportamiento y programación no tiene nada que ver con nuestras elecciones conscientes y es automático. 

Dejaríamos ir la presión interna para cambiar de un día para otro y entenderíamos que nuestro camino de evolución requiere tiempo para liberar la limitación capa por capa.
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Quizá seríamos más compasivos con nuestras parejas, padres y familiares inmediatos entendiendo más profundamente que hay fuerzas inconscientes afectando cada dinámica de relación.

Entenderíamos que aunque hayamos tenido “vidas relativamente buenas” es posible que todavía tengamos mucho por sanar, y que cada reacción inconsciente o tendencia de autosabotaje dentro de nosotros está ahí por algo.

Hay tanto poder en expandir nuestra comprensión del trauma ancestral porque nos recuerda que no estamos sanando solo para nosotros.

Cuando realmente comprendemos que adentro guardamos información de las experiencias de 14 generaciones pasadas, también podemos deducir que transmitimos información de nuestras experiencias a 14 generaciones después de nosotros.

En otras palabras, nuestra sanación, nuestras decisiones de cómo vivir nuestras vidas y las experiencias que vivimos afectarán a nuestros hijos, nietos, etc.

No estamos sanando solo para nosotros. Podemos preparar el camino para la felicidad futura de aquellos que vienen después de nosotros.

(Si no tienes hijos esto sigue siendo aplicable para ti porque como conciencia colectiva todas nuestras decisiones y experiencias influyen en la información dentro del colectivo. Nuestra decisión de sanar sana a otros también.)

La conciencia sobre el trauma ancestral nos permite ser más amables con nosotros mismos.

A mí me ha ayudado a practicar más compasión y más aceptación por muchas cosas de mi persona que no me gustaban. Me ha hecho entender que hay razones por las que soy como soy y, por lo tanto, me ha dado la conciencia que me permite ser más amable conmigo misma.

No solo estoy sanando mi propio trauma y las experiencias dolorosas y confusas que he tenido en mi vida, sino que también estoy sanando el trauma de mi abuela. El de mi abuelo. El de mi bisabuelo. Etcétera.

Sanar el trauma no es algo que suceda por sí solo con el paso del tiempo.

Es muy importante tener esto en mente porque muy seguido se dice "el tiempo lo cura todo".

Y no es así.

Sanar nuestro trauma (que inevitablemente incluye el de nuestros ancestros) es el resultado de tomar la decisión consciente de sanar. Requiere que encontremos formas de acceder a nuestro sistema nervioso y cuerpo para liberar la energía reprimida densa de las capas más profundas de nuestro ser.

Afortunadamente, tenemos acceso a muchas más herramientas para la liberación de traumas de las que necesitamos.

Personalmente, mis herramientas favoritas son el breathwork y los psicodélicos, pero te sugiero que hagas tu propia investigación y pruebes los que te llamen la atención. Si encuentras algo que te funciona, no lo sueltes.

Comprender hasta dónde llega nuestro trauma nos recuerda que no podemos esperar soluciones rápidas o liberar por completo la programación psico-emocional ancestral limitada después de una sola sesión o una terapia.

Es un proceso de desprendimiento que en esta realidad física puede requerir tiempo.

Recursos

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