El episodio de esta semana es un mensaje sobre la confianza, la fe y la importancia de hacernos amigos de la incertidumbre.
Cuando no nos sentimos seguros en lo desconocido terminamos creando nuestra vida en base a expectativas sociales y una idea ilusoria de la seguridad que nos aleja del verdadero camino de nuestro corazón, y del verdadero propósito de nuestra alma.
Parte de nuestra evolución es aprender a confiar en la vida y en nosotros mismos, y reconocernos como parte de una inteligencia mayor. Es hora de dejar atrás el viejo sistema de creencias que dice que estamos solos en un universo frío y oscuro donde tenemos que luchar para sobrevivir.
Al invitar a la confianza y la fe a nuestra vida podemos encontrar la valentía para crear en base nuestra felicidad, nuestra verdad y nuestro propósito divino.
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Intentamos crear seguridad tratando de controlar nuestras circunstancias externas, tomando las decisiones que son "seguras" y "responsables", pero muchas veces la consecuencia es darle la espalda a nuestras pasiones, a lo que nos emociona, a nuestra intuición y al llamado de nuestro corazón.
Estamos apegados a nuestra idea de la seguridad, pero nuestra comprensión de lo que es está confundida.
Creemos que significa seguir los pasos de otras personas, incluso cuando no es auténtico.
Creemos que significa confiar en los consejos del experto por encima de nuestra propia intuición.
Pensamos que significa asegurar nuestro futuro con ahorros, empleo, matrimonio y otras representaciones externas de la seguridad.
Cuando en realidad, es algo completamente diferente.
Esto no quiere decir que todas estas decisiones sean malas, o que no haya momentos en los que tomar la decisión segura sea la mejor opción, pero quiere decir que en muchos casos nuestra incomodidad con lo desconocido inconscientemente está impulsando nuestras decisiones y controlando nuestras vidas.
Cuando nos sentimos profundamente inseguros en la incertidumbre tratamos de huir de ella, escondernos de ella y taparla con dinero, relaciones, trabajos, lugares y situaciones que nos son familiares. Nos aferramos incluso si son situaciones que no están alineadas con nosotros, incluso si duelen, incluso si son incómodas, porque nos hacen sentirnos seguros.
Se sienten seguras incluso si no son seguras.
Se sienten seguras incluso si no nos dejan crecer.
Se sienten seguras incluso si no son lo que realmente queremos.
La ilusión de la seguridad es cuando elegimos quedarnos en una relación sabiendo que no funciona, sabiendo que no está alineada con nosotros, sabiendo que no nos hace felices, porque es más cómodo que estar solos.
La ilusión de la seguridad es cuando nos alejamos de nuestras pasiones, nuestro propósito y nuestro llamado para seguir una carrera tradicional porque es "la decisión responsable".
La ilusión de la seguridad es cuando tratamos de controlar la mayor cantidad de detalles posible en nuestras vidas para forzar a las cosas a ir en la dirección que deseamos.
Nos aferramos a esta falsa idea de la seguridad porque parece mucho mejor que la inmensidad del misterio de la vida. De lo desconocido.
Hemos aprendido a tomar decisiones en base a ideas mentales de "lo que es correcto", "lo que es responsable" y "lo que es seguro", en lugar de decidir desde el corazón.
¡Confiando más en la lógica y la razón que en nuestro propia sabiduría interior!
El problema es que la sabiduría del corazón no es razonable, y que la mente está programada por la consciencia vieja basada en el miedo, las expectativas sociales y los caminos ya recorridos.
La mente puede estar diciéndonos una cosa mientras que el corazón nos está diciendo algo completamente diferente, pero debido a que somos una cultura centrada en la mente que no sabe cómo lidiar con lo desconocido, en nuestro aferramiento a la razón nos desconectamos de nuestros cuerpos y corazones.
Significa que hemos llegado a confiar sólo en lo que podemos ver y “probar”, cerrándonos a las infinitas posibilidades y a la inteligencia divina que vive adentro y afuera de nosotros.
Cuando creamos una vida a partir de esta conciencia, terminamos eligiendo a nuestras parejas, nuestros trabajos, nuestras carreras, nuestros hobbies, toda nuestra vida en base a lo que hacía sentido. Porque era lógico. Porque, era lo seguro.
Y, muchas veces esto es precisamente lo que nos lleva a una vida de insatisfacción, vacío y desconexión del ser y de la fuente.
He visto esto ilustrado muchas veces con personas con las que he trabajado que han tomado la decisión de cambiar y sanar. Comienzan terapia, o comienzan a meditar, o tienen una fuerte experiencia psicodélica, y pronto comienzan a sentirse confundidos porque van a casa y se dan cuenta de que ya no se sienten alineados con su pareja. O, su trabajo. O, dónde viven.
De repente, algo que había sido parte de sus vidas por años se siente mal porque han regresado a sus cuerpos y corazones, y se dan cuenta de que lo que desean realmente es algo completamente diferente.
Desafortunadamente, esto significa que muchas personas nunca llegan a conocer su potencial o experimentar el verdadero deseo de su corazón porque no se atreven a salir de lo conocido.
Sin embargo, la verdad es que el tipo de seguridad que tratamos de crear a través del control y tomando “la ruta segura” en realidad ni siquiera es real. En realidad no existe.
La vida es impredecible. No tenemos control sobre la forma en que se desenvuelven las cosas. No podemos forzar que las cosas sucedan solo porque queremos que sucedan, y todos lo sabemos porque en un momento u otro hemos tratado de obligar a nuestros deseos a manifestarse.
Tratar de crear seguridad marcando todas las casillas de lo que significa ser un “adulto responsable y exitoso” en realidad nunca nos hace sentirnos seguros porque en el fondo sabemos que incluso así puede pasar cualquier cosa.
De un segundo a otro, todo se podría desmoronar.
El sentimiento puede estar enterrado, pero todavía hay una capa subliminal de miedo y ansiedad vibrando en todo lo que creamos y elegimos.
Esto significa que nuestro miedo a lo desconocido se vuelve el impulso que nos mantiene en lo familiar incluso cuando está lejos de lo que realmente es nuestro verdadero potencial.
Y este es un precio demasiado alto para pagar.
Entonces, ¿cómo podemos crear seguridad para liberarnos de esta limitación? Si tener la cuenta de ahorros, tener la relación, comer sano, comprar la casa no es seguridad real, ¿entonces qué lo es?
La verdadera seguridad es algo que descubrimos y cultivamos en nuestro interior. No es una circunstancia ni nada que exista en nuestra realidad externa, sino un estado interno de confianza, entrega y fe.
Porque es solo sumergiéndonos en lo desconocido sin aferrarnos a nada que podemos darle al universo la oportunidad de aparecer por nosotros. De mostrarse. De atraparnos.
Y cuando tenemos esa experiencia, cuando nos sumergimos en lo desconocido, dejamos el matrimonio, dejamos el trabajo, hacemos la mudanza y descubrimos algo mucho más hermoso, algo más grande, esperándonos del otro lado, en ese momento recordamos.
Recordamos que la vida siempre nos guiaba, siempre nos observaba, siempre nos cuidaba.
Recordamos que el universo está vivo, es inteligente y es amoroso.
Recordamos que no estamos solos.
Recordamos que somos sabios y podemos confiar en nosotros mismos.
Recordamos que no tenemos que aferrarnos a nada por seguridad porque la vida misma nos la está sosteniendo.
Esto no es algo que se pueda entender. Es algo que hay que experimentar y sentir. Saltar y ser atrapado. Hacer la cosa loca y darte cuenta de que era lo más sabio. Confiar cuando no tenía sentido, y recibir tanta abundancia del otro lado.
Es al dar ese salto de fe, hacer lo valiente, elegir la verdad de tu corazón y ver que la vida te atrapa del otro lado que descubres lo que la seguridad real es...
Ya no solo entiendes conceptualmente que el universo te sostiene, sino que ahora lo sientes en tu cuerpo porque lo experimentaste.
Si haces esto suficientes veces, algo adentro de ti cambia y creas una nueva realidad interna.
Una realidad interna en la que te sientes conectad@ con todo lo que te rodea.
Una realidad interna en la que sabes que siempre estás exactamente dónde tienes que estar.
Una realidad interna en la que te sientes segur@ porque sabes que puedes con cualquier cosa que venga, y más aún, sabes que no estás sol@ en nada de lo que está por venir.
La fé es la seguridad real.
La confianza es la seguridad real.
La rendición es la seguridad real.
Esta es una parte esencial del nuevo paradigma, la nueva conciencia que está naciendo en la tierra. Es una conciencia en la que tomamos decisiones desde el corazón, el alma y el conocimiento interno, no desde la razón y la mente.
Es una conciencia en la que nos sentimos profundamente conectados con la vida y en plena confianza de la guía y las señales que se nos dan.
Y más importante, es un estado en el que nos sentimos fuertes y seguros en nuestra propia sabiduría, en nuestro propio conocimiento, en nuestra propia capacidad.
Porque, esencialmente, es una conciencia en la que nos reconocemos como más que estos cuerpos, nos reconocemos como espíritus eternos y así sabemos con todo nuestro corazón que nuestra propia alma nunca nos guiará en la dirección equivocada.
Nunca nos pondrá frente a algo que no podamos manejar.
Nunca nos alejará de nuestra verdad, porque es nuestra verdad.
Esto es lo que significa dejar de sentirnos solos. Saber qué somos acompañados en cada decisión por nuestra propia brújula interior y por la sabiduría divina de la vida misma.
Así es como podemos hacernos amigos de nuestro miedo. Es aprendiendo a abrazarlo, estar con él, bailar con él, mirarlo directamente a los ojos y aceptarlo como una parte natural de la vida que deja de detenernos.
Qué deja de tener tanto poder sobre nosotros.
Es sentir seguridad en nuestra propia inteligencia, fuerza y sabiduría. Sabiendo que estamos conectados con nuestra alma y con la vida. Sabiendo que incluso si el miedo nos dice que lo desconocido es peligroso que todo lo que podemos encontrar ahí es más vida y más de nosotros.
Cuando un sentimiento de seguridad florece de adentro, ya no sientes la necesidad de controlar tus circunstancias externas.
Sientes la seguridad de ir tras tus sueños y el llamado de tu corazón.
Sientes seguridad soltando a personas, situaciones, trabajos y circunstancias que ya no están alineadas contigo.
Te sientes segur@ creando un nuevo camino.
Te vuelves interdependiente con la vida al darte cuenta de que eres parte de algo mucho, mucho más grande.
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